Valoración del Movimiento por la Educación Transformadora y la Ciudadanía Global
Tras la aprobación de la Ley de Educación, el Ministerio ha abierto un diálogo para, como invita UNESCO, reimaginar juntos el futuro de la educación, ofreciendo 24 propuestas para reformar la profesión docente. Es por tanto el momento de invitarnos a reflexionar cómo serán capaces los futuros educadores y educadoras de hacer que su alumnado aprenda lo mejor posible, lo más importante y lo que les convierta en ciudadanas y ciudadanos responsables, críticos, conscientes y participativos de su realidad local y global. Este, por tanto, es el diálogo de la década, puesto que el sistema educativo en España cuenta con más de 700.000 docentes entre Primaria y Secundaria y unos 8 millones de estudiantes.
Cabría esperar por tanto, que el Ministerio se haya preguntado qué necesitan las y los docentes para conseguir que todo el alumnado adquiera los conocimientos teóricos y prácticos y las competencias necesarias para promover el desarrollo sostenible, entre otras cosas mediante la educación para los derechos humanos, la igualdad de género, la promoción de una cultura de paz y no violencia, la ciudadanía mundial y la valoración de la diversidad cultural y la contribución de la cultura al desarrollo sostenible (tal como enuncia la propia meta 4.7).
Sin embargo, el documento comienza con un diagnóstico basado en los marcos legales que rigen la profesión actual en España, y empezamos echando de menos la Estrategia de Desarrollo Sostenible aprobada en julio del 2021, que está sobre la mesa de todos los Ministerios y que marca una hoja de ruta para cumplir la Agenda 2030 en España. El cuarto objetivo de esta Agenda hace alusión a la educación de calidad, un derecho clave para salir de la pobreza, ejercer el resto de derechos plenamente y favorecer el desarrollo sostenible. En la meta 4.7 se contempla que todos el alumnado puedan adquirir los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para la promoción del desarrollo sostenible a través de la educación, y lograr cumplir con los demás objetivos de forma transversal. Resulta por tanto necesario repensar el rol de las y los docentes en el sistema educativo español y este es un diálogo esperado pero poco clarificador en el aterrizaje de las propuestas, ya que el documento no ofrece las normas o programas que las moldearán, las autoridades o instancias de las que van a depender estas propuestas ni una memoria económica para sustentarlas. Desde el Movimiento por una Educación Transformadora y la Ciudadanía Global ofrecemos una valoración de algunas de las propuestas para contribuir al diálogo educativo y nos centraremos en aquellas orientadas a la formación inicial y la formación permanente del profesorado.
- Aplaudimos la herramienta que ofrecen los Marcos de Competencias Profesionales Docentes ya que aborda la oportunidad de definir qué es un buen docente y cuáles deben ser sus características. Esta identificación es un paso eficaz para que dentro de estas competencias aparecieran las propias de la ciudadanía global, es decir, cómo la o el docente tiene capacidad para comprender de forma crítica de la realidad local y global, cómo fomenta la participación del alumnado, el aprendizaje socioemocional, significativo-experiencial, cómo utiliza metodologías críticas, reflexivas y colaborativas, y cómo aprende e inserta su práctica docente en el entorno comunitario del que forma parte el centro educativo.
- Destacamos que los Marcos de Competencias deben trenzarse con el resto de piezas que engranan la profesión docente: a nivel de selección, en la formación inicial, en la inducción a la docencia y en el desarrollo de la carrera profesional.
- Consideramos fundamental al revisar la oferta del Máster Universitario en Formación de Profesorado, garantizar que en él se trabajen las competencias y contenidos vinculados a Objetivos de Desarrollo Sostenible y la meta 4.7.
- Valoramos positivamente la propuesta de revisar los contenidos de los planes de estudio de las titulaciones universitarias habilitantes para la docencia pero puede ser más ambiciosa si esos contenidos, por un lado, incorporan aptitudes pedagógicas y observan la vocación, la motivación o las competencias socioemocionales, así como contenidos vinculados a la meta 4.7. En esta línea, señalamos la pertinencia de que los contenidos se revisaran con la participación de sectores de la sociedad civil especializados.
- Siendo positiva la propuesta de un enfoque práctico de iniciación a la docencia, esta debe concretarse con una mayor diversidad en el aprendizaje de las y los profesionales, es decir, que la práctica pase por diferentes centros educativos en diferentes contextos, incluyan experiencias prácticas que incorporen metodologías innovadoras y que busquen la transformación social de los entornos donde se insertan los centros (como el aprendizaje servicio, comunidades de aprendizaje, experiencias de intercambio con docentes de otros lugares y países).
- Resulta urgente y clave reforzar el Prácticum del Máster Universitario en Formación del Profesorado. El ingreso temprano y tutelado a experiencias significativas contextualizadas, transformadoras, de relevancia social, contribuyen a la formación crítica y activa del profesorado. Esto además puede contribuir a que la sociedad civil, centros educativos y universidades trabajen juntas como comunidad educativa para ofrecer una educación socialmente relevante. En la propuesta del Ministerio, sin embargo, este periodo de iniciación a la docencia queda diluido y fragmentado, y dependerá fundamentalmente de las facultades de Educación y de su voluntariedad para coordinarse con los centros educativos y las entidades sociales.
- Señalamos la necesidad de mejorar la calidad de la formación docente permanente, que se base en los Marcos de Competencias Profesionales Docentes para toda la oferta formativa disponible, incluyendo un porcentaje de ellas equilibrado y equivalente al resto de competencias de esta oferta sobre competencias propias de la ciudadanía global (orientada a la comprensión crítica de la realidad local y global, a la participación del alumnado, al aprendizaje socioemocional, significativo-experiencial, utilizando metodologías críticas, reflexivas y colaborativas, aprendiendo e insertándose en el entorno del que forma parte el centro educativo).
- Coincidimos con que el o la docente es una pieza clave del engranaje que debe ser tanto evaluada en competencias propias de la ciudadanía global como reconocida por su desarrollo profesional, pero esto debe pensarse sin generar burocracia adicional. En comparación con sus pares de países vecinos, los y las docentes españoles son menos evaluados, tienen un menor reconocimiento por su desempeño, o no han sido tutorizados y acompañados.
El reparto de competencias en materia educativa del sistema actual supone un reto adicional para poner en práctica estas propuestas: los centros educativos y las entidades locales cuentan con cada vez menor capacidad de decisión, y éstas son muchas veces desincentivadas por las comunidades autónomas. Desde el Movimiento por la Educación Transformadora y la Ciudadanía Global invitamos al Ministerio de Educación a seguir concretando las propuestas de reforma, a elevar la ambición teniendo en cuenta los retos identificados en la meta 4.7, a movilizar los recursos suficientes para llevarlas a cabo y a sumar al resto de agentes educativos a la conversación. Apostamos por un diálogo constructivo para que las y los cientos de miles de docentes que trabajan en el sistema educativo contribuyan con todas sus capacidades a los retos globales que marca la Agenda 2030.
* Si eres una entidad, red o plataforma interesada en la construcción colectiva de la incidencia política sobre la Meta 4.7 te invitamos a conocer este Manifiesto.